El cambio que se produce entre la sociedad medieval y la renacentista, con la que se inaugura la Edad Moderna de la Historia, no es repentino, pero puede situarse, según los lugares, entre mediados del s. XV y principios del s. XVI.
En España, que en el s. XVI ya se puede llamar así (los RRCC unificaron todo el territorio peninsular en 1512), el cambio cultural del Renacimiento se considera afianzado entre 1520 y 1530, cuando el estado se institucionaliza, varios humanistas importantes están desarrollando plenamente su trabajo, se difunden las ideas de Erasmo y los autores italianos, se levantan palacios...
España, primer imperio moderno, intenta mantenerse también durante este tiempo a la vanguardia de las artes y las ciencias, cuyo monopolio sostenían los pequeños reinos italianos, algunos de los cuales estaban bajo protección o dominio de España o Francia. Pero para ponerse a la moda en las artes, deben darse otros cambios sociales y culturales más amplios:
MODERNIZACIÓN: la sociedad se divide en clases más permeables y es más urbana que durante la Edad Media. Se desarrolla la burguesía basándose en el comercio y se constituyen en los primeros financieros (la base del capitalismo futuro). La población acomodada mejora sus condiciones de vida y ocio y se producen progresos técnicos y científicos importantes.
CLASICISMO: curiosamente, el progreso procede en parte de la recuperación y el gusto por las obras de arte clásicas, sobre todo en las ciencias exactas, arquitectura y escultura. En literatura, se redescubren, estudian e imitan los autores latinos y griegos.
HUMANISMO: las ciencias sociales también se empiezan a desarrollar: historia, gramática, filosofía, derecho... Se expande la influencia de las universidades.
NUEVA RELIGIOSIDAD: las ideas filosóficas de la antigüedad provocan un distanciamiento de los principios religiosos medievales. Las ideas del estoicismo, epicureísmo, escepticismo y neoplatonismo dan más importancia al pensamiento más allá de la moral religiosa tradicional. Una religiosidad más individual e íntima provoca la ruptura de la iglesia católica.
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