lunes, 5 de marzo de 2012

Dos sonetos de Garcilaso y uno de Petrarca

   Los sonetos se convirtieron durante los siglos XVI y XVII en una pieza clave de la lírica castellana, al principio solo en temas amorosos, pero posteriormente con mayor variedad. Garcilaso de la Vega es el primer poeta en castellano en lograr sonetos que se acercan al nivel de los de Petrarca, modelo para todos los poetas de la época. Aquí tenéis dos de ellos, sin tema mitológico, más personales. 
 
 ¡Oh celos, de amor terrible freno
quen un punto me vuelve y tiene fuerte;
hermanos de crueldad, deshonrada muerte
que con tu  vista tornas el cielo sereno!
   
   ¡Oh serpiente nacida en dulce seno
de hermosas flores, que mi esperanza es muerte:
tras prósperos comienzos, adversa suerte,
tras suave manjar, recio veneno!
     
  ¿De cuál furia infernal acá saliste,
oh cruel monstruo, oh peste de mortales,
que tan tristes, crudos mis días heciste?
    
   Tórnate al infierno sin mentar mis males;
desdichado miedo, ¿a qué veniste?,
que bien bastaba amor con sus pesares.
 
         *       *       *
 
 Echado está por tierra el fundamento 
que mi vivir cansado sostenía. 
¡Oh cuánto bien se acaba en solo un día! 
¡Oh cuántas esperanzas lleva el viento! 

¡Oh cuán ocioso está mi pensamiento 
cuando se ocupa en bien de cosa mía! 
A mi esperanza, así como a baldía, 
mil veces la castiga mi tormento. 

Las más veces me entrego, otras resisto 
con tal furor, con una fuerza nueva, 
que un monte puesto encima rompería. 

Aqueste es el deseo que me lleva, 
a que desee tornar a ver un día 
a quien fuera mejor nunca haber visto.
 
   Redactad un comentario teniendo en cuenta su tema, métrica y estilo, explicando los recursos literarios que utiliza, sobre todo el paralelismo, anáfora, hipérbaton, metáfora, personificación y antítesis. Subidlo luego al aula virtual. Tenéis de plazo hasta el lunes día 12.

Jan van Eyck 001
Retrato del matrimonio Arnolfini, de Jan Van Eyck

 
   Y aquí una muestra del modelo. Juzguen ustedes:

No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.

Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.

Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.

Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por ti.

Francesco Petrarca, s. XIV
Versión de Julián del Valle

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