Los textos literarios

   Al hablar de géneros, estamos refiriéndonos a tipos y, por lo tanto, haciendo una clasificación. En este caso los géneros literarios no son más que tipos de textos. Seguramente sería más interesante distinguir entre textos mejores y peores, más o menos emocionantes o hablar de los que preferimos, pero estudiar esta clasificación tradicional puede resultar muy útil.
   Ya desde el s. IV a.C. se ha reconocido que las obras literarias comparten entre sí características comunes, y que se pueden distinguir varias constantes en ellos según la intención comunicativa y el tipo de expresión. Después de siglos de discusión se distinguen comúnmente tres géneros literarios: el primero sería el más adecuado para la expresión de sentimientos personales (los poemas); el segundo, el que sirve para la ficción, la narración de historias; y, por último, el de los textos que permiten representar una historia ante un público en directo. Con una terminología más precisa la clasificación quedaría más o menos así:

Los géneros literarios tradicionales y sus características


   No obstante, esta no es una clasificación perfecta ni cerrada, ya que, desde el punto de vista actual, hay muchos textos que quedarían fuera de ella manteniendo características similares a los que están incluidos o que mezclan características de varios géneros. Así, ¿debemos considerar literarios los guiones de cine o televisión? ¿Y la letra de las canciones?
   Además, muchas de las obras más interesantes lo son precisamente por haber sido creadas sobrepasando los límites de los géneros tradicionales o incluso pudieron ser compuestas contra las convenciones y reglas de su tiempo. Sí, reglas, porque en diferentes épocas y culturas se consideraba que un texto literario era bueno si cumplía con unos criterios establecidos como modelo y que desembocan en una clasificación de los textos aún más minuciosa, la de los subgéneros:

Los subgéneros literarios más importantes
   Hasta cierto punto, también en nuestra época hay obras mejor o peor consideradas por cumplir una serie de condiciones. Sin embargo, la creatividad siempre acaba ganando la batalla, de tal forma que, incluso en épocas en las que la originalidad literaria no era valorada positivamente, estos subgéneros han ido transformándose y dando lugar a otros nuevos.
   ¿Cuál es la utilidad de conocer esta clasificación? A la hora de acercarnos a textos antiguos nos ayuda a comprender su intención y a entender una forma de expresión (una manera de decir). Además, permite descubrir los detalles originales de cada autor y lo que en nuestra opinión los hace mejores (o no). Sin conocer estas reglas y características será muy difícil expresar el gusto por una determinada obra literaria, la base de cualquier comentario.
   Una última cuestión: en algunos casos se considera un cuarto género, el de los textos didácticos. Esta idea proviene de un concepto más amplio (y antiguo) de la literatura según el cual todo lo escrito era literario. Hoy en día, por muy interesante que sea un texto científico, divulgativo o periodístico no es considerado literario, ya que se entiende que en la base de lo literario hay una intención primordial del autor que no es enseñar, sino emocionar, conmover, entretener. El uso que hacen estos textos del lenguaje no es artístico.