miércoles, 25 de junio de 2014

Escribir para leer

No creo que descubra nada si afirmo que una de las maneras más interesantes de leer es escribir. Lo sabía, por supuesto, Borges, que ya puso a un personaje suyo a reescribir, precisamente, el Quijote. Crear la voz de un narrador que cuente la historia de unos personajes como don Quijote y Sancho supone, desde luego, entender cómo se comportaban en el relato original, que tan lejano parece.
El propósito de estos capítulos totalmente apócrifos es sacar a sus protagonistas de la urna del museo, experimentar con ellos, actualizar su trama (tal vez hasta el disparate). Sospecho que a Cervantes, en esta ocasión, no le habría importado tener semejante número de usurpadores, pues se aprecia en ellos un cariño que no tuvo Avellaneda, cierta familiaridad, un punto de comprensión y amabilidad con sus criaturas.
No se puede encontrar un hilo argumental en este puñado de historias, aunque ciertos aspectos comunes hacen sospechar que algunos significados de la obra original han permanecido ocultos para los expertos hasta que los autores que aquí se recogen los han podido interpretar.
Me refiero, por ejemplo, a la extraña relación sentimental que se establece entre don Quijote y Sancho, sus diferentes viajes por mar y tierra a Italia, la Galia o la Tierra Media, los extraños sueños de don Quijote o la alusión al tiempo que pasó en coma, sus encuentros con gente extraña como Légolas o Marty McFly...
En definitiva, estos autores han logrado forzar la maravillosa máquina narrativa creada por aquel tipo mediocre conocido como Cervantes para obtener una nueva cosecha de ocurrentes invenciones. Disfrútenla. ¡Salud!



También podéis llegar a ella por este enlace.

jueves, 5 de junio de 2014

Ángel González y el hip-hop

   No creo que los caminos del señor sean inescrutables, pero los de la poesía a veces resultan sorprendentes. Hoy algunos alumnos de 4º de ESO reconocieron un poema de Ángel González que estábamos leyendo. ¿Cómo es posible? ¿Tanto leen? ¿Tanto les gusta la poesía?
   Lección aprendida del maestro: la poesía no está solo en los libros y, por supuesto, no todo lo que aparece en los libros es poesía. Algunos versos del poema aparecen en esta canción. E incluso pudiera ser que toda ella no fuera más que su glosa. Resulta extraño. Ahí están, las eternas y cambiantes formas de lo mismo. Tal vez la mayor enseñanza sobre el arte que se pueda aprender.
   Os merecéis algo más que una buena nota. Gracias, rapaces.



Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados.
Luego las nubes cárdenas y el cielo
–escupo las gaviotas–,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.

Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
—tras haberles quitado las espinas—
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.


Ángel González